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viernes, 18 de febrero de 2011

Preguntas y respuestas por Ernesto Cardenal

Preguntas y respuestas (*)
por Ernesto Cardenal - poeta y sacerdote (Nicaragua)

Cómo y a través de quién llego al Movimiento sandinista

No fue un momento, fue toda una evolución. Y siempre había tenido una vocación política de rebeldía ante la dictadura de Somoza. Así entré al monasterio trapense con esa pasión política de rebelión, no diría de revolución porque revolución no la conocía. Pero creyendo que al entrar a un monasterio tan estricto donde se renunciaba a todo, renunciaba también a las ideas sociales y políticas, pero ese gran maestro que tuve Tomas Merton me quitó esa idea. Me dijo que uno no debía de cambiar, que Dios me quería como era, y no que fuera distinto, que tenía que ser con todo lo que había sido, incluso con mis ideas políticas, y que cuando me hablaba de esa fundación que yo debía de hacer en mi país, me decía que el contemplativo no debía de estar indiferente a los problemas sociales y políticos de su pueblo, mucho menos -me decía- allá en América Latina donde hay tanta dictadura militar. Entonces yo ya iba entrenado a eso. A atender también estos problemas sociales y políticos, y naturalmente eso me fue acercando a la guerrilla que estaba empezando a surgir entonces en las montañas. Yo con la formación de Merton era partidario de la no violencia, gandhiano, entonces admiraba mucho esa lucha que había para un cambio, no los métodos que usaban que eran de lucha armada. Tenía ese error porque después, tanto yo como el pequeño grupo de mi comunidad como la mayoría del pueblo de Nicaragua nos fuimos dando cuenta que la única solución de los problemas políticos de Nicaragua era la lucha armada. Porque allí no había elecciones libres, no había partido político, no había oposición, no había prensa libre, no había otra manera. En otros países hay otras condiciones pero en la que estábamos nosotros era una dictadura que ya llevaba cincuenta años de tres Somoza que heredaban el poder. No quedaba más que las armas. Los mismos Somoza decían que sólo con las balas los sacaban del poder. Eso fue también justificado en Colombia por el Papa Pablo VI cuando visitó América Latina diciendo que en una tiranía evidente y prolongada estaba justificada la lucha armada. Eso hizo que los obispos de Nicaragua que eran reaccionarios y somozistas reconocieron que era legítima la lucha de la guerrilla. Ya no había ninguna barrera que nos separara ni de ellos. En esos años que estuve en Solentiname tuve encuentros con Carlos Fonseca que fue fundador del Frente Sandinista. Al principio le decía que estaba de acuerdo con las metas pero no con sus métodos. El me invitaba a que fuera a la guerrilla, que fuera como sacerdote, como capellán. Yo le decía que me iban a utilizar, que la razón por la que me llevaban allá era por razones más bien oportunistas. Pero poco a poco fui aceptándome más a ellos hasta el punto que me delegaron para una comisión en Roma ante el tribunal Russell para denunciar todas  la atrocidades que había en Nicaragua y lo hice cumpliendo una orden del Frente Sandinista muy peligrosa para mí pensando que podía no regresar a Nicaragua o que podía acabar con la comunidad que teníamos, pero obedecí. Entonces ya era un miembro del Frente Sandinista, hasta me pusieron el seudónimo. A mí y a mi hermano, jesuita, sacerdote, que por esos años también se incorporó al Frente Sandinista. De manera que cuando triunfó la revolución éramos la revolución nosotros también.

Una reacción del Papa Juan Pablo II

Me hizo una reprensión pública al llegar a Managua en el aeropuerto. Había anunciado que no quería la presencia mía en el recibimiento. Eran varios sacerdotes que estaban en el gobierno pero al único que le tocaba estar en el gabinete era yo porque el otro padre era canciller y estaba fuera del país, y mi hermano jesuita no era ministro de gobierno sino director de la juventud sandinista. Según el gobierno yo tenía que estar presente aunque el Papa no quisiera. Se le mandó decir que si no quería que no pasara por Nicaragua. Hacía poco Reagan había hecho una gira por Centroamérica salteándose Nicaragua, era muy feo que el Papa hiciera también eso. Después de muchas negociaciones se convino en que yo iba a estar pero que él no tenía que saludarme a mí ni a ningún ministro. Iba a pasar saludando a todos con la mano. El secretario de Estado del Vaticano dijo que esa solución era muy inteligente. Muy del Vaticano, para ellos muy buena solución, pero el Papa se burló de ellos desde que se bajó del avión. Se dice que desde la ventanilla me vio o le señalaron que estaba yo. De manera que lo que hizo fue pasar saludando a todos para tener que saludarme a mí. Me quité la boina, hice una genuflexión y fue que me dijo esa reprensión pública ante todas las cámaras del mundo: “usted debe regularizar su situación”. Algo muy vago, no? Los obispos de aquel momento autorizaron la presencia de tres sacerdotes en el gobierno diciendo que era mientras tuvieran el bien común. Se había publicado en el Osservatore Romano, se había dado la noticia en la Radio Vaticana, de manera que el Papa lo sabía. Peo no me iba a poner a discutir con él ahí en público, sino que quedé callado. Entonces no teniendo otra, repitió lo mismo, me quedé callado y ya tuvo que pasar saludando a los demás. Ese fue el incidente personal. Nosotros seguimos como antes unos dos o tres años hasta que nos vino la orden del Vaticano que teníamos que renunciar en quince días y si no automáticamente teníamos una suspensión canónica que significaba no poder administrar sacramentos. Nosotros simplemente no renunciamos, entonces automáticamente pasamos a ser sancionados, lo cual a mí particularmente no me afectó porque no me había hecho sacerdote para administrar sacramentos sino para llevar una vida contemplativa en el sacerdocio y lo he seguido haciendo, de manera que continúo con la suspensión “a divinis”, que se llama. De la cual un teólogo me dijo debería de llamarse “a humana” porque es una cosa humana.

Lo que le faltó a Nicaragua para lograr el proceso revolucionario

En el caso de Nicaragua fue la ingerencia de Estados Unidos, con los presidentes Reagan primero y Bush padre después. Fueron ocho años de guerra que nos hicieron no con soldados norteamericanos pero con soldados nicaragüenses. Era un ejército norteamericano únicamente compuesto por nicaragüenses disidentes. Esa guerra tuvo muchos muertos y mucho sufrimiento para todo Nicaragua, y después un bloqueo económico. Eso significaba que no podía recibir ninguna ayuda económica el gobierno de Nicaragua, más que de los países socialistas que nos daban todo menos dinero porque divisas no tenían. Daban armas, alimentos, educación, entrenamiento. Ese bloqueo económico causó mucha inflación y mucha crisis económica. Además el embargo económico que significaba la prohibición de todo comercio con Estados Unidos. Y el único comercio que prácticamente Nicaragua había tenido era con Estados Unidos. Eso hizo que las declaraciones del presidente Bush dos días antes de las elecciones -elecciones honestas, libres y con posibilidad de pederlas porque eran democráticas- dijo que se acabarían todos los problemas en Nicaragua si se cambiaba el gobierno y si seguía el gobierno sandinista todo seguiría igual. Eso influyó en las elecciones, de manera que se perdieron. Fueron muchos factores, errores de la revolución también, la campaña del cardenal Obando contra la revolución en un pueblo muy católico, la corrupción de algunos dirigentes que desconocíamos nosotros pero que eran ciertas. El pueblo ya cansado de la guerra y los demás problemas tuvo un voto contra su voluntad. El teólogo Julio Girardi en Italia decía que era una votación obligada, que habían puesto al pueblo contra la pared, y que equivalía a una invasión.

Lo que necesita Nicaragua

Volver a la democracia. Ahora no hay democracia. La democracia la creó la revolución sandinista hasta con elecciones libres, hasta perdiendo las elecciones entregando el poder. Pero cuando se corrompió, antes de entregar el poder al nuevo gobierno, robando muchísimo, para el partido supuestamente, pero para los mismos dirigentes, eso hizo que ya no fuera revolución y se convirtiera en un partido político corrompido. Como han sido muchos otros en América Latina. Eso hizo que Nicaragua no siguiera como lo hizo Cuba. Por cierto que Fidel Castro a los dirigentes les dijo que podían perder las elecciones porque estaban en estado de guerra y que los pueblos se cansaban, y así ningunas elecciones podían elegir un cambio de gobierno. Pero Fidel ha sido muy sabio. Les dijo también de todas maneras tienen que hacerla, no pueden dejar de hacerla.

El asesinato de Somoza a Sandino y la masonería en el poder

Masones eran muchos entonces. Sandino entró en la masonería pero no hay muchos documentos de eso. Tal vez porque es una sociedad muy secreta. Casi no se sabe mucho de Sandino masón. También Somoza fue masón. No es que fueran hermanos masones y que estuvieran juntos ni nada. Unicamente que uno fue masón y el otro fue masón. Se dice que cuando Somoza mató a Sandino fue sancionado por la logia. Pero esas cosas no han sido muy estudiadas, estarán también en archivos que todavía no se conocen. No tiene importancia que un masón matara a otro masón.

El lugar del poder en la sociedad nicaragüense actual

El poder está en dos personas: la pareja presidencial. Sólo ellos mandan en el país. Y mandan en todos los poderes. Ahora últimamente hasta en el ejército.

Cambios en Latinoamérica

Ante todo con la democracia. Sin democracia no hay tampoco revolución. La revolución tiene que ser democrática. Con distintas condiciones y en las distintas circunstancias de cada país. A mí me parece que un presidente puede estar reeligiéndose indefinidamente y hasta ser vitalicio, me parece, si es bueno, pero no si no es bueno. Estoy de acuerdo con una reelección de alguien si gobierna bien y estoy en contra de una reelección de alguien que no gobierna bien. Independientemente de las leyes, porque a las leyes las cambian.

(*) de la entrevista compartida realizada en la ciudad de Cosquin, Córdoba, el 27 de enero de 2010.

Por Raúl Vigini
Suplemento Cultural “La Palabra
Rafaela, Sábado 12 de febrero de 2011

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