Seguir en Twitter

jueves, 8 de diciembre de 2011

Por un teatro femenino - Silvio Lang























Griselda Gambaro




(Buenos Aires)






A continuación publicamos el texto Por un teatro femenino del director de teatro Silvio Lang, leído en el acto de presentación de la Obra teatral reunida de Griselda Gambaro publicada por Ediciones de la Flor, quien escribió además la introducción al teatro de Griselda Gambaro, en dicha obra.



Agradezco a la escritora Susana Szwarc quien me hizo llegar el texto de Lang.









Por un teatro femenino - Silvio Lang




"Me gustaría, hoy, hacer un comentario breve a modo de advertencia preliminar, o como nota al pie para la lectura de la Obra teatral reunida, de Griselda Gambaro. Sobre un punto que, en el minucioso prólogo que escribí como introducción a su teatro, no insistí lo suficiente.

La publicación de la Obra teatral reunida de Griselda Gambaro, la primera mujer que entra a la historia de la dramaturgia argentina, va a dejar en evidencia que estamos frente a un sistema teatral de pensamiento nuevo del que todavía no comprendemos casi nada. Es un pensamiento que por su novedad y singularidad es imposible de conceptualizar. Por más herencias o referencias que reconozcamos esta escritura teatral fue, es y será, extraña para nosotros aunque se nos acerque. Tal vez, el único modo de abordarla sea desde la actuación como acto ético.

Hegel decía que la mujer es la ironía de la comunidad. Y es en este espacio femenino de la ironía donde, en un comienzo, trabaja la escritura de Gambaro. No creo que las mujeres estén y deban estar en plan de igualdad con los varones. El espacio femenino que algunas mujeres hacen posible para cualquiera de nosotros es de una diferencia y una asimetría radical que no se nos presentan muchas oportunidades para comprenderlo. Muchos varones pero también muchas mujeres enloquecen por este desacuerdo sexual. Ciertas mujeres como la ironía en el lenguaje trazan una diagonal en los dualismos que se imponen en una comunidad. El pensamiento femenino tiene unas salidas que jamás hubiéramos podido imaginar. Se mal interpreta y se maldice a una mujer cuando decimos que es caprichosa. No es capricho femenino, como se dice, es discreción femenina. Discreción con la ambición de totalizar, encasillar y colonizar cualquier cosa rápida y fácilmente.

Por eso, haré una descripción un tanto enigmática de la escritura teatral de Gambaro. Pero que si aceptan mi perspectiva -el teatro que hago de Gambaro, porque teatro significa literalmente el lugar desde donde se mira algo-, digo, cuando vuelvan a sus casas a releer sus obras, confío en que verán que es posible escuchar y ver su teatro de otra manera.

Escucharán una fábrica locuaz que trabaja en la ambivalencia del sentido. No que produce un sentido ni tampoco un sin sentido sino un fuera de sentido. Verán la posibilidad más allá de lo que ya hay a la vista de todos; y verán cómo se quiebran las reglas de las situaciones insufribles. Esta puesta en uso de la ambivalencia y la potencia del lenguaje no es otra cosa que un disenso del sentido general de los poderes constituidos en la cultura. Mirando los pedacitos, los fragmentos, lo débil, lo inútil, lo sumergido, lo despreciado, la escritura de Gambaro, realiza un desplazamiento de la mirada. Y desde ahí vemos que es posible reconfigurar las situaciones que nos aprietan.

Y todo esto lo hace con letritas. Gambaro, tributa a la escritura. Es una agrimensora del diálogo afectivo; una baqueana del tiempo contemporáneo. Tal vez, ella como escritora, haya asumido ese arenga de la poeta argentina Mirta Rosenberg cuando escribe “¡A la página, mujeres!”. Que en el teatro podemos traducir como “¡Al abismo de los públicos, actores y actrices!

La serie histórica de la dramaturgia, de los actores, de los directores, de los críticos, de las actrices, de la formación de espectadores, en fin, del teatro argentino es grotesca, natural y costumbristamente masculina. Hacemos un teatro bajo la mirada del discurso masculino. ¿Qué pasa si nos autorizamos a entrar a un discurso teatral que no fuera del hombre?

Muchas gracias".



(c) Silvio Lang






Silvio Lang, nació en La Pampa y reside en la ciudad de Buenos Aires. Es director de teatro y se dedica a la investigación teórica y a la enseñanza. Ha puesto en escena obras de Griselda Gambaro (La señora Macbeth), Jean Racine (Berenice), Marguerite Duras (La música), Eurípides (Las troyanas), Tenesse Williams (Lo que no se dice), Yukio Mishima (Lady Aoi), Daniel Veronese (Cámara Gesell y Formas de hablar de las madres...). Incursionó en la dramaturgia con su montaje Tango Nómade, a partir de letras de tangos para cancionistas mujeres. Luego, en varios montajes, desarrolló una dramaturgia sin diálogo con la literatura: la novela argentina Kadish, de Graciela Safranchik; los cuentos de Juan José Sena en El deseo de la Petra Polanco; los relatos de Alejanro Urdapilleta en La intemperie; la poesía de Olga Orozco en Yo, Olga Orozco; la poesía de Idea Vilariño en Nada de dios.

No hay comentarios: